viernes, 1 de octubre de 2010

el roto


El roto... o cómo hacer de un oficio supuestamente cómico un arte que dé que pensar.

domingo, 19 de septiembre de 2010

EN PELOTAS


Leo en todos los diarios digitales que un grupo de antitaurinos se han despelotado en las ventas "para protestar contra la tortura". De un tiempo a esta parte despelotarse puede ser síntoma de diferentes opciones. Por un lado, está la liberación de viejas ataduras morales. Estar en pelota sería el resultado del desgajarse uno mismo de una tradición milenaria oscura, sectaria y cristiana de apegamiento al pacato sexto mandamiento de la ley de Dios. Por otro lado, puede ser un mero intento de llamar la atención, véase el stricker que se lanza con la huevera al aire en diferentes encuentros deportivos, siempre que éstos sean seguidos por numeroso gentío. También está el que usa su desnudez con el objetivo de protestar. ¿Centrales nucleares? Me despeloto y protesto. ¿Guerra? Me despeloto y grito. Nos lo tendrían que haber dicho de pequeños y, en casa, nos habríamos despelotado cuando no nos gustaba la sopa. Tal vez nos habrían hecho más caso. En cualquier caso, siempre nos quedará el consuelo de saber que este hecho no significa más que vivimos en un país reprimido tras treinta años de despelote generalizado. El destape no nos liberó de la líbido, sino que nos ha hecho más reprimidos si cabe. El mejor modo de demostrarlo es ese: si alguien está en pelotas, te aseguras muchos ojos...
Qué triste.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

FUNCIONARIO

Para siempre, para siempre, para siempre. Madrid es hermosa en su caos, en su muchedumbre, en su desorden. Madrid es bonita en sus fuentes y en sus lineas de metro. Madrid me gusta. Y espero que así siga. Primer día madrileño. Toma de posesión, y museo del prado. Velázquez, Goya, Murillo y El Greco. Después, visitina a sus señorías al Congreso, y empacho de metro. mucho metro.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Todo lo que tú quieras

Acabo de ver "Todo lo que tú quieras", de Achero Mañas. Como ya dije, el cine puede ser algo grande, y en esta ocasión lo es. Vaya si lo es. La grandeza del amor de un padre, la confusión y la enorme nostalgia de una pequeña que ha visto en directo el fallecimiento de su madre sin poder hacer nada, el dolor de un homosexual que se siente despreciado... todo ello mezclado de una forma muy, muy humana. Exhorto a que sea vista esta película. Qué grande puede ser el cine. Qué grandes pueden ser los padres. Qué grande es el ser humano. La película se articula en torno a una frase: "Su felicidad te importará más que tu sufrimiento".
No obstante, hay un momento en el que el ritmo se cae, que es cuando la madre de Alicia dice que se hace cargo de la niña. El impacto manipulador es tal que nadie puede hacer como que no se da cuenta. Hasta ese momento todo en la película está medido y no falta armonía narrativa; en ese momento parece que hubiese un ataque manipulador. Aparece la derechona, ese monstruo adinerado que tiene enormes casas, sirvientas, y lleva a los niños a colegios de monjas. Ya digo, incomprensible. Después las aguas vuelven a su cauce (podría parecer que hay un ataque a las instituciones educativas religiosas, pero es infinitamente más velado).
Ya digo. Una película enorme, que tiene un momento de bajón... pero solo eso, un momento.

sábado, 11 de septiembre de 2010

fiesta y exceso

Están terminando las fiestas de Valladolid. La fiesta es algo intrínseco al ser humano. Que seamos libres nos lleva de la mano a que hagamos cosas bien y cosas mal, y por eso que "nos salgan" las cosas bien o mal. Cuando nos salen bien (un aprobado, una boda, un buen trabajo, etc) parece que hay que celebrarlo, porque el ser humano tiene que compartir las cosas buenas (también las malas, pero aquí hablamos de celebrar). Y la celebración consiste, pura y llanamente, en "pasarse de la raya" como consecuencia de ese salirnos bien las cosas. El exceso, por tanto, si está orientado a la celebración, no creo que tenga nada de malo. Se puede hablar de excesos razonables y de excesos absurdos. En este último caso, cuando se busca el exceso por el exceso (¿excesos excesivos?), la celebración se vuelve, sencillamente, absurda y, a la postre, aburrida. Vivimos en una sociedad que sublima el exceso, pero no se da cuenta de que se ha hecho a sí misma aburrida en sus continuas borracheras, en sus risas falsas, en su forzarse a demostrar que es feliz... felizmente aburrida por sus aburridos excesos.

viernes, 10 de septiembre de 2010

TOROS. ARTE.



Acabo de ver la corrida de hoy en Valladolid. El Juli ha triunfado, y los demás han hecho lo que han podido. El Juli estuvo sobrenatural y torerísimo, como nos tiene acostumbrados. Un espectador que tenía al lado dijo sobre la primera faena de Leandro que lo que hacía era un asesinato. En los tiempos que corren, desperdiciar un toro soberbio, y malmatarlo es un delito. En el último el público le regaló una oreja. Manolo Sánchez tuvo mala suerte con el cuarto, y con el primero le faltó algo. Qué le vamos a hacer.
Por cierto, decir que esto es tortura es no ver, no oír, no respirar, no sentir. No querer saber lo que ocurre ahí abajo.

Ser funcionario.

Ya ha salido. Sus señorías al fin pusieron el huevo. Hace un año empezó un viaje que ahora acaba. Y con su acabar nace otro, espero que más largo. Me voy a Madrid a ser funcionario de España (ahora se dice que de la Administración General del Estado), y presumiblemente tomaré posesión el 15 de septiembre.
Sí señor. Funcionario. Todo el mundo nos envidia y nos desprecia a un cincuenta por ciento. La gente, cuando oye la palabra funcionario, piensa en dos palabras que hiciera inmortal una señora que se llamaba Teresa y que era de Ávila: "PARA SIEMPRE". Ser funcionario es una suerte de gloria laica, un cielo en la tierra que te hace ver las cosas desde una atalaya singular. Para siempre.
Bueno, al margen de todo eso, diré que hace mucho tiempo que tengo ilusión en ir a Madriles por muchísimas razones, que espero que en alguna medida se vean satisfechas.